La lectura del texto "La aventura de ser maestro" me mantuvo atenta de principio a fin, porque me sentí mucho muy identificada con el maestro José Manuel Esteve. No sé, si el aprender por ensayo y error sea exclusivo para los maestros profesionistas, es decir, para los que no somos de vocación, pero en base a toda mi trayectoria, hoy puedo decir que me he ganado el derecho de ser maestro y me siento muy orgullosa de serlo.
Realmente todos los aspectos que se mencionan en la lectura, aunque no dejan de ser un malestar, los he considerado como retos; algunos de estos ya superados y otros que se siguen trabajando, porque así es su naturaleza. Por ejemplo: el reto al que nos enfrentamos los primeros años, como lo menciona José Manuel Esteve, el de elaborar nuestra propia identidad. Cuando me inicie, tenía muy claro que quería hacer bien las cosas, mas no tenía claro como podía lograrlo y empecé por imitar a los maestros, que desde mi punto de vista habían sido los mejores. Afortunadamente pronto me di cuenta de la necesidad que tenía, de prepararme con cursos y diplomados, pero sobre todo haciendo conciencia de mi quehacer docente, hasta conseguir mi propia identidad, por lo tanto lo considero como un reto ya superado.
Através de los cursos, he logrado también tener dominio de técnicas básicas de un buen interlocutor, que es otra de las cualidades que debemos de tener; esto junto con el sentido común nos da la pauta para saber, lo que se debe y lo que no se debe de hacer en el aula.
Considero yo, que es bueno, que el resolver problemas de disciplina y el adaptar los contenidos al nivel de conocimiento del alumnado, sean retos que se trabajen permanentemente, si realmente queremos enlazar pensamiento y conocimiento, para no caer en el error de hacer las clases automatizadas.
Concuerdo con el Maestro José Manuel Esteve, cuando dice que debemos de ser maestros de humanidad para ayudar a los alumnos a comprenderse a sí mismos y a entender el mundo que los rodea, ya que el no hacerlo puede fomentar la indisciplina. Cuantas veces no hemos llamado la atención a un alumno, sin saber la problemática que trae y que se puede solucionar tan sólo con preguntar y escuchar.
Por último, quiero expresar que estoy muy orgullosa de trabajar como maestra, que las satisfacciones que la docencia me ha dado son muchas. Ciertamente la profesión de maestro no es relevante para la sociedad, pero piensan así porque no han experimentado la aventura de ser maestro.